Las habilidades tecnológicas avanzadas están más extendidas entre graduados en FP superior que entre universitarios

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Aunque la habilidad de programar en un lenguaje de programación está poco extendida entre la población joven, dispone de ella el 26% de los graduados en enseñanzas de FP superior entre 25 y 29 años, más del doble de quienes cuentan con un grado universitario o un doctorado.

Según Funcas, el think tank de la Fundación de las Cajas de Ahorros, los jóvenes españoles se encuentran, en comparación con sus homólogos de otros países europeos, en una posición relativamente buena en cuanto al uso de la tecnología, si bien existe un considerable margen de mejora en el fomento de sus habilidades tecnológicas. Estas últimas son aún más relevantes en el contexto de una sociedad que, ante el envejecimiento de la población, tiene que aumentar la productividad del trabajo.

En el contexto actual, entre las habilidades más demandadas en el mercado de trabajo destacan las digitales. El uso diario de internet está generalizado entre los jóvenes españoles, con un 97,3% de los que tienen entre 16 y 24 años que lo utiliza varias veces al día. Ahora bien, la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de las TIC de 2022, del Instituto Nacional de Estadística revela que los jóvenes españoles utilizan internet sobre todo para la comunicación y el entretenimiento, actividades que el 98,9% y el 97,9% de los que cuentan entre 16 y 24 años han realizado en los últimos tres meses. El uso de Internet con fines informativos (90,2%) y educativos (77,2%) se sitúa en niveles inferiores.

El amplio uso de Internet entre la juventud no implica, sin embargo, la existencia generalizada de habilidades digitales avanzadas, las más demandadas por empleadores de sectores intensivos en tecnología. Aunque el uso de hojas de cálculo está bastante extendido entre los jóvenes de 16 a 24 años, la utilización de la programación es menos frecuente. Solo alrededor del 15% de ellos ha programado en lenguajes de programación en los últimos tres meses. En cuanto al grupo de edad en el que la gran mayoría de los jóvenes ha finalizado su educación formal (25-29 años), incluso entre aquellos con mayor nivel educativo, como graduados o doctores, la programación es una habilidad poco común: aproximadamente uno de cada diez afirma haber realizado esta actividad en los últimos tres meses. Sin embargo, esta cifra alcanza el 26% entre quienes han cursado formación profesional superior.

Si se amplía el análisis a la Unión Europea, se observa que los jóvenes españoles de entre 25 y 29 años superan la media europea tanto en el uso de hojas de cálculo como en el de lenguajes de programación. Según datos publicados por Eurostat, el 58% de los jóvenes de entre 25 y 29 años en España afirmó haber utilizado hojas de cálculo en los últimos tres meses, ocho puntos por encima de la media comunitaria. En cuanto al uso de lenguajes de programación, España se sitúa justo detrás de los países nórdicos, que encabezan la lista junto con Austria, Malta y Portugal: el 15% de los jóvenes españoles de entre 25 y 29 años declaró haber programado en los últimos tres meses, superando en casi cuatro puntos la media europea.

Esta posición relativamente buena de los jóvenes españoles en estos indicadores no debe atenuar la necesidad de fomentar sus habilidades tecnológicas y, en general, de aprovechar el uso avanzado de las nuevas tecnologías para mejorar su empleabilidad, lo que adquiere particular importancia habida cuenta de que la inserción laboral de los jóvenes sigue siendo en España un reto social importante. En 2022, menos de una cuarta parte de los que contaban entre 15 y 24 años (23,2%) estaban ocupados, mientras que uno de cada diez (9,7%) declaraba encontrarse en situación de desempleo. Ambos datos se sitúan lejos de las correspondientes medias europeas (UE-27): 34,7% y 5,9%, respectivamente. Por tanto, en el contexto de la Unión Europea, los jóvenes menores de 25 años que en España tienen empleo son menos, y los desempleados, más. Estas diferencias se deben, en buena medida, a factores institucionales que afectan al funcionamiento de la economía, así como del sistema educativo y de formación profesional. La mejora del empleo juvenil exige que estos sistemas doten a los jóvenes de habilidades para el empleo y el emprendimiento.