Siete de cada diez empresas no ven viable implantar la semana laboral de cuatro días

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Según el informe Infoempleo Adecco, el 73,5% de las compañías no ven posible una semana laboral de cuatro días, principalmente por la falta de margen de beneficio para mantener los salarios. Sin embargo, dos de cada tres trabajadores están a favor de ella.

El portal de trabajo Infoempleo y el Grupo Adecco han presentado una nueva entrega de la XXVI edición del "Informe Infoempleo Adecco: Oferta y Demanda de Empleo en España, una completa radiografía de la situación del empleo en nuestro país durante el pasado año realizada a partir del análisis de más de 355.570 ofertas de empleo publicadas a lo largo del pasado año y se ha realizado una encuesta a empresas y autónomos y a más de 4.000 personas con y sin empleo, entre el 14 de febrero y el 7 de abril de 2023.

A pesar de los datos conseguidos en 2022 y las buenas previsiones económicas, ni las empresas ni los profesionales se muestran muy optimistas con la evolución del mercado laboral en los próximos meses. Creen que la recuperación plena no llegará en 2023. Un 60,93% de las compañías opina que acabaremos el año peor que lo empezamos, mientras que un 43,58% de los profesionales con trabajo y un 46,11% de los desempleados no esperan tampoco un cambio positivo.

Otro punto que sí trae más enfrentamiento entre empresas y autónomos y trabajadores y desempleados es la implantación de la jornada laboral de cuatro días.

Percepción de empresas y trabajadores
El debate en torno a la semana laboral de cuatro días se ha mantenido durante 2022, y seguirá dando que hablar en el presente año en nuestro país, donde ya se están llevando a cabo varias iniciativas. El Gobierno ha abierto una convocatoria de subvenciones, dirigida a pymes del sector industrial que recorten al menos un 10% de su jornada y mantengan el salario de las plantillas durante dos años. En la Comunidad Valenciana se ha puesto en marcha una prueba de 32 horas semanales, para evaluar su impacto en tres grandes áreas: la salud y el bienestar, la emergencia climática y la economía, el gobierno vasco también está contemplando la posibilidad de implantar una iniciativa similar.

No obstante, a pesar de la repercusión que han conseguido algunas compañías en las que este modelo se ha implantado con éxito, un 73,51% de las empresas consultadas no ven viable esta opción y tampoco la cree posible un 61,46% de los autónomos. El motivo es principalmente la falta de margen de beneficio para mantener los salarios con mejor jornada, según el 41,53% de las organizaciones encuestadas. Otras razones de por qué no lo ven viable son la falta de margen de productividad para amortizar una jornada a la semana (27,97%) y la imposibilidad de cubrir la jornada eliminada con otros trabajadores a tiempo parcial (18,64%).

Esta opinión choca frontalmente con las aspiraciones de los empleados y desempleados que en un 66,59% y un 50,69%, respectivamente, sí ven posible la implantación de la semana de cuatro días con mantenimiento de salarios. Los que no lo ven posible, consideran que la razón está principalmente en que las empresas no están por la labor de asumir esa jornada.

Previsiones para el mercado laboral
Según los expertos, en 2023 la economía española superará por fin los niveles que tenía en 2019, antes de la pandemia. Ha tardado más que otros países de su entorno, pero el FMI espera que nuestro PIB crezca un 1,5% en el presente año y un 2% en 2024. Será, previsiblemente, el Estado miembro de la UE que más crezca., aunque el crecimiento seguirá estando condicionado por factores externos importantes como la guerra entre Rusia y Ucrania, la subida de los precios o la evolución de la inflación y de la deuda pública. El Banco de España, por su parte, fija su pronóstico de crecimiento para 2023 en un 1,6%.

El optimismo que exhiben organismos nacionales e internacionales sobre la evolución de nuestra economía contrasta con la poca confianza que muestra el mercado laboral. Las empresas siguen manifestándose muy cautas a la hora de realizar previsiones. Así, un 60,93% cree que la evolución del empleo este año será peor que en 2022. Mientras que un 32,45% piensa que será similar a lo vivido en el último ejercicio. Y tan solo un 6,62% confía en que las cosas irán a mejor en los próximos meses.

Un 69,54% teme que el incremento de los costes pueda llegar a suponer un grave peligro para la continuidad de su compañía, un 62,91% cree que tendrá problemas a causa de la crisis energética, y un 41,06% teme que no se reactive el consumo a causa de la inflación.

En materia de recursos humanos, el 43,71% de las empresas encuestadas piensan que la aplicación de la nueva Reforma Laboral supondrá un freno a su crecimiento. A un 43,05% les preocupa no encontrar perfiles acordes a lo que necesitan, así como el absentismo laboral (22,52%). Asimismo, les asusta la idea de que un endeudamiento extremo (10,60%) les impida recuperarse.

Otros motivos de preocupación de las compañías son los posibles cambios de hábitos y/o gustos en el cliente (9,93%), la quiebra o cierre de la actividad (7,28%), la necesidad de una reestructuración empresarial (5,96%), y que haya nuevos rebrotes que motiven nuevos periodos de confinamiento (3,31%).

En cuanto a los planes que tienen para el presente año, la mitad (50,99%) dice que mantendrán sus plantillas tal y como están ahora, mientras que un 31,79% se plantea realizar nuevas contrataciones durante 2023 (un 2,2% más que en 2022).

El 11,92% de las compañías consultadas declara que hará despidos, un 3,97% hará recortes salariales y el 1,32% restante dice que solicitará entrar/ampliar en ERE o en ERTE. Las nuevas contrataciones se realizarán de forma prioritaria en las áreas de comercial y ventas, ingeniería y producción, administración y servicios generales y atención al cliente.

Entre los autónomos, hasta un 86,46% no piensa contratar a nadie durante el presente año, bien porque no lo necesitan (44,79%), porque su actividad está en recesión (26,04%) o por un exceso de costes (15,53%). Solo un 10,42% planea reclutar más personal, y un 3,13% reducirá su plantilla por los malos resultados económicos que tuvo el año pasado.

Los trabajadores con empleo se muestran un poco más optimistas, pero no terminan de confiar en los cambios. Así, un 51,97% de los consultados dice que no teme quedarse sin empleo durante 2023. Sin embargo, un 43,58% cree que el mercado laboral evolucionará a peor en el presente año, mientras que un 36,85% espera que sea similar a lo vivido en 2022, y tan solo un 19,57% cree que será mejor.

Una opinión que comparten los que todavía están desempleados. Hasta un 41,95% de los profesionales que buscan trabajo piensan que tienen pocas posibilidades o ninguna de encontrarlo. Y otro 41,61% cree que solo surgirán algunas posibilidades.

Para un 40,66% de los desempleados, la edad sigue siendo el principal obstáculo al que tienen enfrentarse. En 2020 eran un 29,70% los que pensaban que éste era su principal problema para encontrar trabajo, por lo que parece que el edadismo laboral ya es un mal endémico en nuestro país.

El 13,28% cree que el estado general de la economía es una gran barrera para alcanzar su objetivo de encontrar empleo en 2023. Mientras que un 11,90% piensa que las empresas no buscan perfiles como el suyo, y un 7,16% opinan que les falta experiencia.

Otras de las razones que les dificultan encontrar empleo suelen ser el alto nivel de competencia, la falta de contactos y de estudios, procesos de selección paralizados, responsabilidades familiares, destrucción de puesto por la automatización de procesos, la negativa a cambiar de residencia o la falta de interés en la búsqueda de empleo.

Flexibilidad y retribución para atraer talento
Durante la pandemia, las empresas se vieron obligadas a aceptar fórmulas más flexibles como el teletrabajo para poder mantener su actividad en los momentos críticos. Pero muchos de estos avances que favorecen la conciliación no se han mantenido, a pesar de las protestas de los empleados.

Sin embargo, algo está cambiando, aunque no sea al ritmo que se esperaba. De las compañías consultadas, un 43,71% consideran que ofrecer horarios flexibles puede ser una de las medidas más eficaces tanto para salir de la crisis como para mejorar su competitividad. Asimismo, un 31,13% cree que ofrecer una retribución variable sería también una buena medida para atraer talento. Así como una modificación sustancial de las condiciones de trabajo (24,50%), y ofrecer la posibilidad de teletrabajar (21,85%). Otras fórmulas que citan como válidas para mejorar su competitividad en el futuro es la contratación temporal directa (32,45%) y la contratación a tiempo parcial (17,22%).

En cuanto a la posibilidad de que en nuestro país se pueda dar un fenómeno similar a la llamada “Gran Renuncia”, como sucedió en EE.UU., cada vez parece más lejana. Solo un 29,14% de las empresas encuestadas dice haber notado un aumento en el número de trabajadores que han renunciado a su puesto durante el último año, frente al 70,86% que han tenido una rotación similar a la de otras épocas o no han sufrido apenas renuncias.

Sin embargo, un 64,95% de los empleados españoles consultados dice que sí estaría dispuesto a renunciar a su puesto de trabajo si no le ofrecen las condiciones que necesitan en cuanto a flexibilidad horaria, oportunidades de desarrollo profesional, etc. Incluso un 61,80% de los trabajadores desempleados estarían dispuestos también a rechazar una oferta de empleo que no ofrezca las condiciones que buscan.

Teletrabajo y trabajo híbrido
Tres años después del inicio de la pandemia, la opción del trabajo en remoto se mantiene, aunque en la mayoría de los casos combinado con presencialidad en un formato híbrido. Respecto a abril de 2020, el número de personas que teletrabajan en España se ha reducido en un millón.

Según los últimos datos publicados por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), adscrito al Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, durante 2022 el teletrabajo en España alcanzó al 12,5% de los trabajadores, un punto menos que en 2021. En total, se calcula que unas 2.563.000 personas trabajaban a distancia en nuestro país a finales del año pasado.

A tenor de los datos, el teletrabajo no parece haberse implantado de forma tan masiva como se esperaba en nuestro país. Empresas y trabajadores prefieren un modelo híbrido que combine ambas opciones (trabajo en remoto y presencial). La necesidad de socializar, la falta de claridad en cuanto a quién debe asumir costes, y la dificultad para desconectar del trabajo en casa están lastrando su desarrollo.